Aunque mi hermano me aventaja en tan sólo diez meses de vida, la distancia que percibo nos separa en muchos aspectos vinculados a la experiencia es aún mayor. Y supongo que esto se debe a que, siendo una niña, empecé a descubrir el mundo a través de su mirada. Aún hoy, él me muestra senderos nuevos y, en muchas ocasiones, sus palabras iluminan mi camino.
En 2020 fue invitado como psiquiatra a unas jornadas que llevaban por título “El sueño y el límite de su interpretación” y en su ponencia, “Utopía y distopía del sueño”, comenzó hablando de una tribu muy especial. Os transcribo aquí sus ideas.
En los años 30 el antropólogo británico Herbert Noone encontró en Malasia una tribu a la que describió como la sociedad perfecta: una utopía donde no existía la violencia, la delincuencia ni las enfermedades mentales, donde únicamente reinaba la paz. Eran los Senoi, aunque también fuesen conocidos como “el pueblo de los sueños”. Noone descubrió en ellos una forma de vida pacífica y feliz. Se preguntó qué es lo que hacía diferente a esta tribu del resto y encontró el ritual de compartir los sueños.
Por la mañana, durante el desayuno, cada miembro de la familia cuenta sus sueños y los mayores explican a los jóvenes cómo hubiesen debido actuar en ellos. Luego, en la asamblea del poblado, se discute acerca de los sueños más importantes, los chamanes explican su significado, y los sueños de la noche determinan las tareas del día.
Los senoi tienen cinco principios para la educación de los sueños, cinco técnicas con las que tratan de domesticar los monstruos de las pesadillas, como por ejemplo, esta primera:
1.- Enfrentar los peligros y superarlos. Por ejemplo, si un niño senoi sueña que es perseguido por un tigre, tras contarlo recibirá la orden de no volver a huir la próxima vez, sino someterlo o matarlo y así lo convertirá en su sirviente, prestándole en lo sucesivo ayuda en sus sueños.


O técnicas que invitan a no retroceder ante el goce, como esta segunda que prescribe:
2.- Llegar hasta el fondo de lo placentero. Ya se trate de un sueño de volar por los aires, o comer, beber, o tener un encuentro sexual, se recomienda no dejarse arredar, no hay que dejar el goce inacabado, sino llevarlo hasta el final.
Son estrategias conscientes que tratan de positivizar las vivencias, como la que recuerda que hay que:
3.- Convertir todo lo negativo en positivo. Por ejemplo, una pesadilla sobre la caída en el abismo hay que convertirla en un sueño de volar por los aires. Nunca está todo perdido en los sueños.
Además, esta interpretación de los sueños deja atrás la culpa, y así (la cuarta técnica) propone:
4.- Reparar durante el día los daños y las ofensas ocurridos durante el sueño.
Si algún senoi ha provocado dolor, el onírico agresor está obligado a reparar simbólicamente su acto mediante algún obsequio al día siguiente.
La última técnica constituye el principio inspirador de la educación de los sueños para los miembros de esta tribu:
5.- Encontrar consejeros y guías en los sueños. Es como si dijeran: Vamos a llevarnos bien con nuestros sueños. Vamos a dejarnos enseñar por ellos.
Es hermoso este planteamiento que usa los sueños para domesticar los monstruos, no retroceder ante el goce, positivizar las vivencias y superar la culpa, en definitiva, como decía él en su ponencia, para sanar.
Isabel Ceverino Domínguez
Departamento de Biología y Geología.


