Por María Eugenia Sánchez García
Hace apenas un par de meses el Ministerio de Igualdad lanzó la campaña “Por huevos” donde el actor Paco León hace aquello que los lingüistas adoran, abrir las compuertas de la lengua y jugar con ella. Si nos atenemos a las acepciones de la Rae para tan proteico término, la expresión “tener huevos” no debería suponer en ningún caso un sinónimo de valentía, sino más bien, uno de atributo masculino, que no es necesariamente lo mismo.
En época de redes sociales e inteligencia artificial, los términos para nombrar nuevas tendencias, grupos sociales y actividades están viviendo una edad dorada. Nunca tuvieron los neologismos unas autopistas tan buenas para su difusión y nunca antes la realidad se empeñaba en metamorfosearse tan rápido para quedar obsoleta en tan poco tiempo. Una de esas nuevas etiquetas es la de la nueva masculinidad, esa que se utiliza para referirse a otra manera de entender el hecho de ser hombre, deconstruyendo lo anterior y desafiando los estereotipos. Esta nueva forma de ser y estar en el mundo se asienta sobre la igualdad y el respeto. Un compañero de viaje que vaya de la mano de la mujer del siglo XXI.
Siguiendo con la analogía aviar, está por determinar qué vino antes, si el huevo o la gallina, el concepto o la realidad que denomina, no hay que olvidar que a veces es la lengua la que cambia para contribuir a crear una nueva realidad, por ejemplo, con el uso del lenguaje inclusivo. No obstante, lo que sí es cierto es que en los últimos años he podido ser testigo de escenas novedosas que justificarían el término. Si, como en Blade Runner, fuera una replicante que viajara unos años atrás, le diría a las mujeres y hombres del pasado que no se preocupasen, ya que he visto alumnos llorando ante sus compañeros -chicos- al pensar en la fragilidad de sus seres queridos y éstos, lejos de reírse por mostrarse vulnerable, arroparon a su amigo; o a compañeros que iban a ser padres contar los días para tomar su permiso por paternidad, entendido como un regalo, no una obligación. Amigos que han afeado a otros amigos los memes machistas que enviaban por inercia; y a padres y abuelos, todos de otras generaciones, que han tenido que desandar un gran trecho, no sin dolor o vergüenza, para poder comprender a sus hijas y nietas. Por todos ellos y a todos los que vendrán, les deseamos un feliz Día Internacional del Hombre. El nuevo, claro.


