La vida…
tan vivo, tan tierno.
La fuerza infinita, encadenada.
Tus ojos, ¿qué miran?
Tu rostro inasible, que yo quiero ver,
eternamente.
Los días, tan lentos, tan dentro.
Y crecer, en el desasosiego
o en esa certidumbre inalcanzable.
Mi vida,
sé tú, contigo y conmigo.
Este poema se lo escribí a mi hijo mayor, con amor infinito. Lo comparto en el Día de la Poesía.

Isabel López-Cepero, profesora y madre.