Hay momentos en que la risa parece una leyenda:
he perdido mi lápiz, le falta tinta al boli,
falla la batería de cualquier aparato,
la coherencia no está ni se la espera.
Esos crudos instantes me miran con superioridad,
con sorna, sin clemencia.
Procuro no contarlos,
sacarlos de los relojes y plantarles la espalda.
Me hago la loca, un poquito más,
y escribo con el dedo en el aire limpio,
que se hace brisa.
En el bolsillo encuentro una tiza,
me basta para trazar una línea todavía más fina,
entre ficción y realidad.
Isabel López-Cepero.


