POEMA XIII

“No siento lo que he dicho”.

Pues, ¡silencio!

Destierra de tu boca todo lo destructivo,

sella tus labios llenos de serpientes.

Evita ese bochornoso ridículo que inspiras,

cuando por difamar te muestras al desnudo,

ese que no es hermoso, sino de calavera.

Que el mensaje mundano sea humano.

Pronuncia esos cimientos que son amaneceres,

practica la oratoria de los ritmos que acunan, mecen,

mueven con tempo acompasado.

Que hablar sea abrir una ventana en la mañana,

ventilar los rincones de la mente,

renovar los aromas a lavanda en el hogar común.

Isabel López-Cepero.