POEMA XIV

Por ser  loba y ser faro,

me dijo un dramaturgo moronense,

que vio en mí a la madre, hambrienta de cuidados,

guía de sus cachorros, iluminando exhausta y poderosa.

Un aullido resuena silencioso.

Es mi lobo, todo naturaleza,

indómito, vital, primitivo, ancestral.

Hay una conexión

entre sus huellas corpóreas y su intensa mirada,

que reconforta de horrores y protege.

Me concede el poder de ser la fuente

que apasiona y crea crías

a las que amar en plenitud,

en una alquimia maravillosa e imperecedera.

Isabel López-Cepero.