POEMA XVI
Compañero del alma,
compañero,
con el poema de Hernández, yo te apelo.
Entre los sinsabores saboreo
las dulces mieles de la compañía,
porque en los días de lluvia eres guarida.
Vientos del pueblo me llevan,
de la mano de tu sabios consejos,
por la experiencia afable compartida.
Triste guerras
si no es amor la empresa.
Alegre paz junto a tus aprendices,
por dar y recibir a manos llenas,
contagiados de ganas, de sendas, de sorpresas.
Tras multiplicaciones de trienios,
la mejor enseñanza:
Jamás renunciaremos ni al
más viejo de nuestros sueños.
Isabel López-Cepero.


