El 8 de marzo, todas las clases de 1° de ESO fuimos de excursión por Alcalá. A las 8:15 como en un día normal subimos a nuestras clases y a las 8:30 por fin bajamos. El suelo estaba resbaladizo y mojado por la lluvia, pero no era un gran obstáculo. Los maestros nos esperaban en la puerta principal del instituto e iban llamando a las clases, una por una, para que saliéramos afuera y fuésemos avanzando. Nos dieron un mapa que nos serviría para ver por dónde íbamos a pasar y para una actividad que consistía en contar los pasos que hay entre un lugar y otro.

Durante el camino, las clases se mezclaban unas con otras y había gente escuchando música. Mi clase tenía que sacar fotos de formas geométricas que encontráramos por el recorrido. Yo apenas saqué el móvil porque estaba lloviendo. A veces llovía más y otras caían pequeñas gotas que hacían parecer que tenías nieve en el pelo. Yo llevaba un paraguas pero no lo usé. La primera parada fue el Molino del Realaje. Yo para ese momento ya estaba reventada porque no me gusta caminar y no estoy acostumbrada. La siguiente parada fue fácil y rápido llegar, era el Puente del Dragón. Aunque el camino fuera corto, ya me estaba cansando. Desde ahí fuimos a la tercera parada, el Puente Romano. Ya me estaba quejando y diciéndole a mis amigos que no me sentía «las patas». La cuarta parada fue el Molino del Algarrobo. Me sentó bien ir al parque, se veía todo muy fresco y bonito después de la lluvia.

La siguiente parada fue la más divertida. Fuimos al Parque infantil Oromana y, aunque estuviese empapada por la lluvia y agotada por el camino, me fui directa a desayunar para ir a los columpios. Pasamos por un par de columpios, pero estaban sucios aunque habían dos columpios libres y limpios. Fui corriendo y me monté en uno. Estaba mojado sin embargo a mí no me importaba. A veces creía que me iba a caer porque se me resbalaban las manos. Luego me monté en un columpio que estaba un poco roto y me resbalé y me corté pero no fue nada grave. Cuando pasó un rato ya nos teníamos que ir. Pasamos por el molino de Benarosa, San Juan y Oromana. Me enteré que íbamos hacia el Parque Centro y ¡Que lejos estaba!

Fue un camino largo pero llegamos al Parque Centro. Ahí descansamos un poco para después irnos ya para el instituto. El camino del Parque Centro hacia el instituto estaba lleno de cuestas y estaba agotada ya. Subí las cuestas con las pocas fuerzas que me quedaban. Cuando llegamos al instituto, solo tenía ganas de sentarme y para colmo cuándo estábamos por fin en clase nos llevaron al recreo hasta última hora. A última hora mi clase tenía inglés. Después de inglés ya sonó la sirena y yo por fin me fui a mi casa agotada porque di 16.000 pasos aprox. y sólo quería descansar. Aún así, todos los días digo: ¡llévame a otra excursión, maestro!

Estela Sereix Soriano, alumna de Primero de ESO E.