Ya se acercan las vacaciones y dos acciones suelen aflorar por estas fechas en nuestra mente: viajar y leer. Ambas están muy relacionadas: a veces podemos viajar a través de la literatura desde la comodidad de nuestras casas o lugar de vacaciones; otras, podemos desear viajar a algún lugar que hemos conocido a través de la lectura. Quizá, por ello,
dos objetos suelen darse la mano en estos días de descanso: maletas y libros.
Desde los inicios de la literatura el tópico del viaje ha sido un lugar común, recordemos, por ejemplo, la Odisea de Homero. A veces viajamos y luego queremos leer sobre ese lugar que hemos descubierto y que tanto nos ha gustado; otras, leemos y esos espacios suscitan la curiosidad de querer conocerlos. Los motivos que nos mueven a viajar pueden ser muy diversos y uno de ellos está ligado, sin duda, a la literatura, ya que la vida de los personajes literarios transcurre unas veces en lugares reales, otras en espacios de ficción y ambos despiertan nuestro interés. En esta ocasión, como cierre de este curso escolar y ahora que hemos recuperado la posibilidad de viajar, vamos a fijar nuestra atención en los primeros, por ello, queremos sugerir algunos destinos que van ligados inextricablemente a la literatura:
¿Os apetecería conocer Londres a través de las novelas de Jane Austen? ¿O quizá pasear por esa ciudad de la mano de Sherlock Holmes? ¿Qué tal Nueva York desde los ojos de Lorca? ¿Y la Lisboa de Pessoa? ¿Roma tras los pasos de Stendhal? ¿La mirada que Kipling nos ofrece de Japón? ¿Caminar por las calles y cafés del Madrid galdosiano? Y así podríamos seguir y dar la vuelta al mundo como Julio Verne.
Desde el equipo de biblioteca os ofrecemos un mapa con algunas sugerencias a través de las cuales podréis conocer maravillosos lugares, unos quizá viajando; otros, quizá leyendo. Puede que leáis durante vuestro viaje, puede que viajéis a donde habéis leído. Sea como fuere, viajar es aprender y un placer, leer también lo es. Si unimos ambas
acciones el cóctel puede ser perfecto.
Mark Twain dijo”: «Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente», pero lo podríamos ampliar al verbo “leer”.
¡Feliz verano a todos!
¡Ah! ¡Y si no podemos viajar, siempre podremos leer! Aquí tenéis algunas sugerencias:
Por Elena Pérez Ornia — Responsable de Biblioteca.