
“La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad."
Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carrol
Todo comenzó de una forma muy extraña.
Estaba sentada con mi hermana bajo un árbol cuando de pronto vi un conejo blanco que llevaba un chaleco y un reloj de bolsillo. Corría y gritaba: «¡Dios mío, voy a llegar tarde, voy a llegar tarde!». Corrí tras él y caí por una madriguera. A partir de ese momento no sabría
cómo explicar todo lo que viví.
Llegué a un lugar extraño, en el que nada se regía por el sentido de la lógica. De pronto, me encontré con diferentes puertas y me pregunté: ¿cómo puedo salir de aquí? Había una llave demasiado pequeña para una puerta demasiado grande, una botella con la inscripción «Bébeme» que tomé y me hizo encoger, un pastel que decía “Cómeme”, que probé y me hizo crecer desmesuradamente. Tanto crecí y mengüé que llegué a preguntarme: «¿Quién soy en este momento?»
Conocí a personajes realmente extravagantes y desconcertantes.
El Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo me invitaron a “Una merienda de locos» donde todo era absurdo. El reloj del sombrerero no marcaba la horas, sino los días y los meses, me contó que el Tiempo y él habían tenido una riña y que desde entonces siempre vivía en la
hora del té, el tiempo se había detenido para él y “¡Desde entonces se ha quedado parado en las seis de la tarde!». El Gato de Cheshire con su enigmática sonrisa me aseguró «¡Aquí todos estamos locos!«. El Conejo Blanco me llevó hasta la Reina de Corazones, una mujer
con un carácter terrible que gritaba «¡Que le corten la cabeza!» sentenciando a muerte a cualquiera por razones triviales y arbitrarias. ¡Su corte estaba llena de naipes vivientes que se esmeraban en pintar de rojo las rosas blancas! «¿Quién eres tú?», me preguntaba reiteradamente la Oruga Azul.
Me pareció que estaba en un sueño en el que me sentí atrapada y del que no podía despertar.
El País de las Maravillas parecía alejarse de la lógica, era un sinsentido, una locura, todo parecía responder a leyes caprichosas e incomprensibles. Pero, cuando desperté, ya en el mundo real, reflexioné sobre lo que había visto y vivido y, aunque no estoy segura, llegué a la conclusión de que probablemente nuestra realidad no sea la única, que debemos ser más flexibles con las leyes del tiempo y de la lógica y que, quizás, todos estemos un poco locos. Con ellos aprendí que la identidad, el tiempo y la locura son conceptos relativos. Me di cuenta de que en ese mundo extraño tenía que ser más tolerante y me debía cuestionar lo que creía saber. Como me dijo la Reina Blanca: «A veces he creído hasta seis cosas imposibles antes del desayuno».
¿Y vosotros? ¿Acaso no deberíais cuestionaros muchos aspectos del mundo en el que vivís?
Hace 160 años Lewis Carroll escribió Alicia en el país de las maravillas, una obra de desbordante fantasía, en la que la protagonista se adentra en un mundo mágico y absurdo. Pero, en una lectura más profunda, nos damos cuenta de que su simbolismo y muchos de los temas que se plantean siguen siendo relevantes en la actualidad:
- Las prisas nos arrastran en nuestro día a día. Cuántas veces pensamos: ¡Voy a llegar tarde! como el Conejo Blanco. ¿Es el tiempo algo fijo o depende de cómo lo experimentemos y lo vivamos? En ocasiones ¿nos gustaría detenerlo?¿Sabemos aprovecharlo y disfrutarlo? “Si conocieras al tiempo como yo, no hablarías de perderlo”, decía el Sombrerero.
- Muchos sucesos y noticias nos llevan a pensar: ¡Esto es una locura! Pero hay también otro tipo de locura, la que potencia la creatividad, la que inspira, la locura a la que hace referencia el Sombrero: “Creo que sí, que has perdido la cabeza, estás completamente loco. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”.
- A veces nos sentimos perdidos y «Solo unos pocos encuentran el camino, otros no lo reconocen cuando lo encuentran, otros ni siquiera quieren encontrarlo».
- La Oruga Azul pregunta a Alicia: ¿Quién eres tú? En una sociedad en la que la identidad es cada vez un concepto más impreciso, en el que las personas experimentan la búsqueda de sí mismos quizás nos preguntemos quiénes somos.
- ¿Pensamos que hay gobernantes que toman decisiones de forma arbitraria e ilógica como la Reina de Corazones? «Es mejor ser temida que amada», decía.
- ¿Deberíamos cuestionarnos lo que vemos, nuestra realidad, como lo hizo Alicia en su viaje al País de las Maravillas? ¿Todo es relativo, dependiendo de la perspectiva desde la que mire? «No estoy loco. Mi realidad es diferente a la tuya.», afirmaba el Gato de Cheshire.
Puede que el aprendizaje que nos deja Alicia sea que en una realidad cada vez más compleja e impredecible quizás todo sea más relativo de lo que creemos. Probablemente tendríamos que actuar como ella y ser más flexibles y tolerantes. Aunque a veces la vida y el mundo resulten caóticos, desconcertantes e incluso ilógicos, no debemos perder la capacidad de imaginar y de disfrutar. Como decía el Conejo Blanco: «¿Cuánto tiempo es para siempre? A veces, solo un segundo.» Así que ¡aprovechémoslo! Y ¡no lo olvides!:
«Hay trescientos sesenta y cuatro días en los que deberías obtener regalos de no-cumpleaños, y sólo uno para regalos de cumpleaños, ¿sabes?»
Puedes escuchar la novela en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=a6c0TgpWkOo
Para saber más sobre esta obra te proponemos que escuches el programa Un libro, una hora
(SER Podcast): https://www.youtube.com/watch?v=VFaypxOuRbE
Presentación: https://www.iescristobaldemonroy.es/web/2024-25/Biblioteca/Presentación_Alicia en el país de las maravillas.pdf
Elena Pérez Ornia – Coordinadora de Biblioteca.