“Pies para qué os quiero si tengo alas para volar”. Antes de que poblara camisetas, estuches y bolsos, esta frase de Frida Kahlo reflejó tan claramente como su pintura las dificultades a las que la artista tuvo que hacer frente a lo largo de su vida. Con un dolor crónico que le acompañó hasta el final de sus días, Kahlo sabía que la capacidad para alzarse sobre las dificultades recaía en el espíritu. Las alas, en este caso, representan la fuerza de ese mundo interior que la llevó a crear algunas de las obras más icónicas de la pintura del siglo XX.

Complemento necesario de hadas y seres mágicos, las alas han estado siempre impregnadas de una fuerte simbología, desde el mito de Ícaro, hasta la historia de los ángeles del Antiguo Testamento. Este elemento representa como ningún otro la necesidad del ser humano de elevarse para poder trascender el mundo material que nos rodea y a menudo nos enjaula y oprime. Probablemente por todas estas razones, la ilustradora sevillana Raquel Reguera escogió este elemento como eje vertebrador de su libro “Cuando las niñas vuelan alto”, un cuento en el que las niñas tienen que enfrentarse a Don Noloconseguirás para librarse de estereotipos y corsés que les impiden iniciar el vuelo.

Partiendo de esta iconografía, y con motivo del Día Internacional de la Niña que se celebra cada año el 11 de Octubre, desde el área de Coeducación hemos querido realizar una actividad que dé alas a las niñas para que sean lo que ellas decidan ser. Por ello, y para luchar contra las limitaciones que impide que muchas vean coartadas sus ansias de crecer, las niñas y niños de 1 de ESO han decorado multitud de alas de mariposas junto con las profesiones que imaginan para ellas en su futuro y así ilustrar el mural central de nuestras escaleras. Unas escaleras que, precisamente al subirlas día a día para ir a sus clases, no pueden sino llevarlas a volar bien alto.

Feliz Día de la Niña